|
El disco que lleva este título no estaba en los planes de nadie. El Conjunto Los Perales lo habían conformado cuatro seminaristas de la Congregación de los SSCC que cantaban con guitarras y ritmos folklóricos canciones religiosas de su autoría. Grabaron algunas de ellas en tres “long-play” para el sello Phillips, con lo que se dieron a conocer en Chile y en América Latina. Esto ocurrió entre los años 1960 y 1962. El Conjunto luego se disolvió pero el recuerdo de algunas de sus canciones permanecía.
Y sucedió que en 1997, es decir, 35 años después, surgió una iniciativa de reeditar sus discos. Pero se pensó que grabaciones tan antiguas no sonarían bien a los oídos modernos y se propuso, casi como una humorada, grabar de nuevo. Sólo uno de los cuatro integrantes, Javier Cerda, había seguido en el sacerdocio, pues los otros tres, Fernando Etchegaray, Andrés Opazo y Gonzalo Valdivieso se habían retirado de la Congregación. Ellos se habían visto muy ocasionalmente en todo ese largo tiempo, y había corrido mucha agua bajo el puente de sus vidas. La idea de cantar de nuevo fue la ocasión de un encuentro muy emotivo, que merecía champagne para la celebración. El Padre Esteban Gumucio, autor de la mayoría de las letras de las canciones y formador de los integrantes del Conjunto ya era un anciano sacerdote muy querido.
Pero se hizo presente en las sesiones de grabación. |